Lo cierto es que estos dos tipos de animales tan dispares tienen dos características en común. La primera es la que resulta más evidente, ya que aunque no tenga mucho que ver físicamente, ambos son mamíferos, y la segunda es una característica por la que ambos evolucionaron por vías diferentes para dar solución a un mismo problema: la ecolocalización.
Es curioso cómo la evolución nos sorprende a veces. El sentido de la ecolocalización en estos dos tipos de animales responde al fenómeno de evolución convergente que ocurre cuando dos mecanismos parecidos han evolucionado de manera independiente partiendo de estructuras ancestrales diferentes y por procesos de desarrollo muy distintos.
Un grupo de investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres ha estudiado la genética que hay detrás de este proceso de evolución convergente para conocer hasta dónde llegan las similitudes genéticas del desarrollo de la ecolocalización en ambos tipos de animales. Los resultados han sido publicados en la revista Nature.
No hay escapatoria, ni bajo la arena ni en la cueva más oscura
El sentido de la ecolocalización lo utilizan ambos animales principalmente para buscar presas que se encuentran escondidas (en el caso de los delfines bajo la arena) o para encontrarlas cuando la oscuridad es total (en el caso de los cachalotes o de los murciélagos). El sistema funciona igual que los radares de los barcos (¿o debería ser al revés?): ellos emiten una serie de pulsos ultrasónicos que rebotan y le dan la información que estos animales necesitan para localizar a sus presas o para evitar obstáculos.
En el estudio compararon las secuencias genómicas de 22 mamíferos, incluyendo los genomas de los murciélagos y los delfines y los resultados mostraron patrones genéticos coherentes con la convergencia en casi 200 regiones genómicas diferentes concentrados en varios genes implicados en la audición. Los investigadores esperaban encontrar coincidencias en tal vez una docena de genes pero no en 200.
¿Y esto que significa? Significa que se han encontrados casi 200 cambios genéticos idénticos en los genomas de dos grupos de animales que únicamente tiene en común su condición de mamíferos. Es un ejemplo realmente sorprendente de los mecanismos genéticos que hay detrás de este proceso evolutivo en concreto.
Fuente: Universidad Queen Mary