Existe una hipótesis general que dice que la forma en la que percibimos los humanos se basa en que hacemos predicciones constantemente y luego las comparamos con la realidad. Solo se notifica a las áreas superiores cuando una predicción es errónea (EP), cuando no se corresponde con la realidad y por lo tanto hay que hacer una corrección en la predicción. El estudio de hoy comprueba esta teoría, la teoría de la codificación predictiva (que no es la única teoría).
El estudio del que os vamos a hablar fue llevado a cabo por Alla Brodski y Georg-Friedrich Paasch de la Goethe University, según ellos, si la teoría es correcta un error de predicción debería corresponderse con un aumento de la actividad en la banda Gamma en el área cortical en el que se procesan este tipo de errores, es decir un aumento de la actividad cortical que se dirige a áreas corticales superiores para informar del error y corregirlo.
Para ello registraron las respuestas magnetoencefalográficas de 48 sujetos expuestos a situaciones de violación de la predicción, específicamente violaciones de orientación facial y dirección de la iluminación, a través de la tarea del “mooney face” (imágenes/dibujos de caras reducidas a blanco y negro con un efecto de sombras). Ellos utilizaron intencionadamente las caras que violaban dos tipos de expectativas: La de que siempre vemos las caras derechas y la de que la luz siempre suele venir desde arriba. Estas violaciones tuvieron la consecuencia de hacer el reconocimiento peor y más lento.
Ya sabemos que la actividad electroencefálica de alta frecuencia (Gamma, mayor de 40 Hz) es la que aparece en situaciones de resolución de problemas y en el procesamiento de la información. Y los resultados mostraron efectivamente que la actividad que ronda los 90 hercios aumenta cuando se pasa información hacia áreas cerebrales corticales superiores, por lo tanto esto mismo debería ocurrir cuando se violaran las expectativas predictivas en la tarea. Efectivamente en el estudio se constató un aumento en la banda de actividad gamma de alta frecuencia. Además se pudo demostrar que la intensidad de estas ondas que consignan un error aumentaba así como lo hacía el tiempo necesario para el reconocimiento de la imagen. Estas ondas no solo indican un error sino que tienen un rol causal en nuestra percepción.
Estos datos pueden tener grandes implicaciones ya que por ejemplo sabemos (por que lo han comprobado los mismos investigadores) que este tipo de ondas están alteradas en trastornos como la esquizofrenia o los trastornos del espectro autista. Se baraja que los errores de predicción tal vez pueden ser mitigados estudiando mejor este fenómeno y su funcionamiento, teniendo importantes consecuencias para el tratamiento de cierto tipo de patologías.
Fuente: The Journal of Neuroscience, PsyPost, Opprose,
Imagen: Wikimedia Commons, Pixabay.