¿Se puede ser obeso teniendo un peso aparentemente saludable? – Medciencia

Pues la respuesta, por sorprendente que parezca, es sí y recibe el nombre de obesidad sarcopénica. Este tipo de afección es el resultado de un exceso de grasa corporal y una pobre masa muscular, es decir mucha grasa y poca musculatura. Pudiendo haber casos en los que la pérdida de masa muscular es tan marcada que aunque hay un exceso de grasa, el peso total de la persona no resulta excesivamente alto. De forma aparente y mirando ciegamente las clasificaciones del Índice de Masa Corporal (IMC) podríamos decir que esa persona con obesidad sarcopénica tiene un peso saludable, aunque no fuera cierto. Esto pone de manifiesto las limitaciones del peso corporal como predictor de salud y dejan ver que la composición de masa grasa y masa magra son un indicador más fiable de salud.

Debemos matizar que aunque hablamos de obesidad sarcopénica o de ser “obeso con un peso normal”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) así como la Sociedad Española para el Estudio De la Obesidad (SEEDO) definen la obesidad propiamente como aquella situación que se da en una persona que posee un IMC igual o superior a 30 kg/m2 siempre que sea causado por un exceso de adiposidad.

La sarcopenia literalmente significa “pobreza de carne” y es la pérdida de masa muscular que se produce generalmente asociada a la edad y al sedentarismo. Esta pérdida de musculatura puede presentar resultados adversos en aquellas personas que la padecen como disminución de la fuerza, discapacidades físicas, calidad de vida deficiente y mortalidad. Por otro lado, y como imagino que la mayoría de vosotros sabréis, la obesidad o el exceso de grasa se asocia también a efectos adversos para la salud como enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina, hipertensión arterial, algunos tipos de cáncer etc.

Así pues, siendo la obesidad sarcopénica la combinación de la pérdida de masa muscular junto con un exceso de grasa, podemos encontrar en aquellas personas que la padecen una combinación de los efectos adversos de una y otra afección.

No obstante, el diagnóstico clínico de la sarcopenia puede resultar complicado porque no hay una aceptada prueba que diagnostique sarcopenia. Aunque parece ser que la comparación en una misma persona entre mediciones de masa muscular actuales con otras pasadas, son una buena herramienta para detectar si se produce pérdida de musculatura. Si diagnosticar sarcopenia llega a ser difícil, detectar la obesidad sarcopénica aún puede ser todavía más complicado por la posibilidad de que se presente un peso aparentemente saludable (y más si como ya hemos comentado, miramos ciegamente los parámetros establecidos de IMC y no damos importancia a la composición de masa grasa y masa magra) y es cuando la antropometría juntamente con otros métodos como la bioimpedancia, deben tomar un papel destacado.

La mejor forma de evitar este síndrome de nuevo pasar por llevar una alimentación saludable y un estilo de vida activo. El ejercicio físico ayudará a conservar intacta la musculatura y una alimentación variada, equilibrada y sin excesos evitará la excesiva acumulación de grasa.

Imagen| Coachcalorie

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