¿Sexo “seguro”? Puede que no sea tan seguro como tu crees

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Cuando hablamos de “sexo seguro” siempre entran en concepto varias cosas. Por una parte, donde se busca la seguridad sanitaria, está el hecho de evitar las enfermedades de transmisión sexual. Por otra parte, podemos hablar de seguridad anticonceptiva, para evitar el embarazo (como ya hablamos hace tiempo en Métodos Antinconceptivos I, II, III, IV, V, VI y VII). Hasta el momento, el rey absoluto del “sexo seguro” hoy en día es el condón, y su supuesta 98% de seguridad, aunque el DIU lo supera con un 99% de eficacia, como ya os comenté aquí. Pero, ¿y si realmente ese 98% no fuera real?

Eficacia anticonceptiva

Realmente la estadística es real, pero siempre y cuando el condón se use de la manera correcta. Pero admitidlo, los seres humanos no somos perfectos, somos más bien tirando a torpes. Los errores en el uso de este extendido método anticonceptivo son muy frecuentes, incluyendo el uso tardío del condón (hay que ponerlo a tiempo, que sino luego se lia parda, recordadlo), el uso de lubricantes incompatibles con el preservativo (los lubricantes a base de aceite pueden complicar el asunto), o la perforación accidental del condón (o no tan accidental si tenemos amig@s gracios@s).

Por otra parte, más frecuentemente de lo que parece, los hombres tienen problemas para encontrar un condón que se ajuste a su tamaño, lo cual aumenta las posibilidades de que dicho condón se rompa o se deslice de su sitio.

Y así, sumandolo todo (y con todo me refiero a la torpeza humana y algún que otro problema), el uso real no es tan perfecto como cabría esperar, y eso implica una disminución de efectividad. Es decir, que la seguridad frente a evitar un embarazo baja del 98% a un relativamente aceptable 82%. Y con relativamente quiero decir que usando el método conocido como “marcha atrás” tenemos una efectividad anti-embarazo del 78% (de las enfermedades de transmisión sexual ni hablemos).  Ya no es tan “seguro”, ¿verdad? No os preocupéis, según un estudio hay mucha tendencia a sobreestimar la eficacia de los métodos anticonceptivos, en general.

Eficacia contra infecciones de transmisión sexual

Por otra parte, llegamos a las tasas de seguridad delante de infecciones. Entramos en un terreno peligroso, pues la transmisión de enfermedades no tiene que darse siempre en una relación entre una persona infectada y otra que no. Esto funciona por probabilidades, y no sería demasiado ético pedir a diferentes voluntarios infectados y no infectados que mantuvieran relaciones para realizar el estudio, a ver que pasa.

Eso sí, según datos de laboratorio, el condón parece ser una gran barrera antiinfecciones. Pero claro, volvemos a las mismas. Esto son datos de laboratorio, pero no del mundo real (si, ese mundo donde el 98% de eficacia anticonceptiva pasa a un más preocupante 82%), y no podemos generalizar y comparar las parejas estables con aquellas que tienen sexo ocasional.

Por otra parte, también está el factor de la variedad de los microorganismos causantes de las ETS. El condón protege, si, pero no todos estos microorganismos se transmiten por penetración. Existen algunos, como el Virus del Papiloma Humano o el Virus del Herpes Simple que afectan a áreas de la piel que no se cubren con el preservativo, y que por tanto pueden hacer contacto con la zona genital de la pareja y causar estragos. Y por supuesto estas lesiones no tienen que hacer contacto solo durante la penetración, sino también en otro tipo de prácticas sexuales. Por tanto aquí la eficacia del condón vuelve a disminuir.

En definitiva. El uso del condón hace que las relaciones sexuales sean más seguras, si. Pero hablar de “sexo seguro” e identificarlo directamente con el condón puede ser una falacia y crear una falsa percepción. Se practica el sexo de forma más segura que si no se usa, pero no es tan seguro como nos lo quieren vender.

No os engañéis, no se trata de asustar a nadie ni de que dejéis de usar preservativos, ¡eso faltaría! Simplemente se trata de que veáis que las cosas no siempre son como las pintan, que hay que informarse, contrastar y saber hasta que punto es más seguro un método que otro (según la seguridad que queráis buscar: anticonceptiva o antiinfecciosa, o ambas). Evidentemente para el sexo esporádico no hay método mejor y más cómodo, pero para una relación más duradera, es posible que sea conveniente informarse sobre los otros múltiples métodos existentes. En la información está la clave.

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