Sexo, drogas y rock & roll, posiblemente una de las frases más populares y repetidas. El sexo y las drogas son dos temas que suelen ir muy ligados y se relacionan en muchos contextos diferentes, sin embargo, ¿son realmente tan buenos compañeros?
El alcohol suele ser el rey de la noche, al ser una droga legal y socialmente aceptada, mucha gente lo consume y posteriormente mantiene relaciones sexuales ya que, como sabemos, ayuda a desinhibirnos. Aunque actualmente son muchas las drogas que conocemos y, con mayor frecuencia, la gente mantiene relaciones sexuales bajo los efectos de estas drogas, afirmando lo “alucinante e increíble” que es.
Pero los efectos reales de las drogas varían en función de la dosis, las expectativas, la habituación y, sobre todo, de la personalidad de quien las toma. Es decir, para alguien puede ser alucinante mantener relaciones sexuales bajo los efectos de una determinada droga y para otra persona puede ser una auténtico desastre.
Sin embargo, estos efectos pueden tener su doble cara (por algo se consumen tanto) y debemos tener en cuenta tanto sus pros como sus contras a la hora de mantener relaciones sexuales.
Pros
- Nos desinhibe, por tanto, nos da menos vergüenza relacionarnos con los demás, esa mítica fras de “me ayuda a ligar”.
- Nos hace hablar más y, por tanto, nos hace ser más sinceros y lanzados.
- Las sensaciones del momento se viven de una forma más intensa.
- Nuestro deseo aumenta y las ganas de hacer cosas nuevas también.
- Las drogas nos relajan, nos liberan y ayuda a disminuir nuestros prejuicios.
Contras
- Al desinhibirnos y lanzarnos puede causar problemas ya que, en muchas ocasiones, no prevemos las consecuencias, que pueden ser negativas.
- Podemos llegar a perder el respeto a la otra persona, así como ser agresiva, violenta e incluso forzarla a realizar cosas que realmente no quiere hacer.
- Podemos llegar más lejos de lo que realmente tenemos previsto o deseamos.
- Podemos perder la oportunidad de conocer a alguien y pasar un buen rato, por resultar molestos o desagradables.
- La respuesta sexual se ve gravemente afectada.
Efectos de las drogas
Aunque posiblemente todo esto lo tengamos en cuenta a la hora de consumir drogas, son muchos los efectos que provocan ante la respuesta sexual a corto y largo plazo que, habitualmente, nunca pensamos o asociamos.
Aunque el alcohol ayude a desinhibirnos y en dosis bajas pueda provocar un cierto aumento de nuestro deseo sexual, la realidad es que puede acarrear pérdida del placer a largo plazo, alteraciones hormonales, cambios de conducta, problemas en la erección, eyaculación precoz, vaginismo y dificultad para llegar al orgasmo.
El tacabo se relaciona, en muchas ocasiones, con madurez, nos hace parecer sexys (o así nos lo han hecho creer a través de las películas), e incluso nos puede relajar (fumar disminuye la ansiedad -de la abstinencia-). Sin embargo, la realidad es que puede afectar al alcance del orgasmo, provoca mal aliento, problemas circulatorios, disminución del deseo, problemas en la erección, infertilidad e, incluso, riesgo de aborto.
El cannabis aunque ayuda a relajarnos y desinhibirnos, también intensifica las sensaciones a nivel corporal, algo que no siempre se vive de forma positiva. La realidad es que el cannabis afecta a la lubricación vaginal, problemas en la erección, eyaculación precoz, dificultad para llegar al orgasmo, vaginismo e, incluso, alteraciones menstruales y pérdida del interés sexual.
Con respecto a la cocaína, popularmente se conoce que puede aumentar la potencia sexual, aunque ésta sólo sea a corto plazo, ya que a la larga se necesitarán mayores dosis para conseguir el mismo efecto. Así como también se utilizan directamente en los genitales, pudiendo resultar perjudicial, tanto a nivel de infecciones como de falta de sensibilidad. La cocaína favorece la falta de lubricación, alteración de los ciclos menstruales, problemas en la erección y problemas para alcanzar el orgasmo en mujeres y hombres, aunque también puede provocar eyaculación precoz.
El éxtasis se conoce como un afrodisíaco (aunque realmente no lo es), ya que provoca un aumento del deseo sexual a corto plazo, desinhibición y confianza. La realidad es que contribuye a una disminución del deseo sexual a largo plazo, disminución de la excitación, problemas en la erección, eyaculación precoz, aunque también dificulta el orgasmo y puede generar vaginismo.
La heroína es una droga que afecta gravemente a cualquier ámbito de la vida y, sexualmente no se queda atrás, ya que es la que mayor afecta a la función sexual en su contexto general. Inhibe el orgasmo, provoca infertilidad, se dan alteraciones hormonales, disminuye el deseo sexual, dificultades en la erección, eyaculación precoz y vaginismo.
El LSD aunque se atribuye efecto afrodisíaco, su efecto alucinógeno realmente provoca grandes dificultades ante las relaciones sexuales. Y, como casi todas las drogas, afecta a su respuesta en cuento a los problemas de lubricación, dificultad para alcanzar el orgasmo en hombres y mujeres, problemas en la erección, así como vaginismo y eyaculación precoz.
Aunque solo mencionamos las drogas más comunes, son muchas las que existen y las consecuencias de algunas, incluso, aún muy desconocidas a nivel orgánico o sexual, como las legal highs o las nuevas drogas que van creando. Y si contemplamos también el policonsumo, es decir, el consumo de varias sustancias a la vez, sus consecuencias a nivel sexual se ven incrementadas.
Experimentar diferentes sensaciones
Como hemos visto, para aumentar nuestro deseo, experimentar, abandonarnos al placer sexual, disfrutar de las relaciones y pasar un buen rato, las drogas no son el mejor compañero para ello. Aunque a corto plazo pueda generarnos sensaciones diferentes, a largo plazo son muchas más las consecuencias negativas, no sólo a nivel sexual, sino en términos generales en nuestra vida, que pueden condicionar nuestra forma de expresar y experimentar la sexualidad.
Sin ir más lejos, muchas personas condicionan su placer sexual al consumo de una droga y después son incapaces de mantener relaciones rexuales placenteras sin esa sustancia, así como generar otros problemas como dependencia y tolerancia. Las relaciones sexuales deberían ser en sí un estimulante suficiente de placer, sin necesidad de nada más.
Existen muchas maneras de disfrutar sexualmente (posturas, juegos, juguetes, …) y todas ellas de forma saludable, placenteras, divertidas y estimulantes, sin necesidad de perjudicar a nuestro cuerpo con las drogas.