Saltan las alarmas en la comunidad científica, y no es para menos, pues el máximo defensor de la sensibilidad al gluten, Peter Gibson, ahora niega rotundamente que exista un cuadro clínico como tal. Sin duda, es cuanto menos curioso. ¿Qué es lo que le ha llevado a cambiar de opinión de manera tan drástica? Pero antes de entrar en detalles, definamos primero qué es la sensibilidad al gluten.
¿Qué es la sensibilidad al gluten?
La sensibilidad al gluten es un conjunto de síntomas digestivos que padecen las personas que NO son celiacas al ingerir alimentos con gluten. En las sociedades modernas se ha instaurado actualmente una nueva tendencia: la fiebre de consumir alimentos sin gluten. Esto ha incentivado enormemente la aparición de empresas que comercializan este tipo de alimentos.
Para que nos hagamos una mejor idea de lo que estamos hablando, éstas son las cifras que han publicado diversos estudios estadísticos:
- Un 30% de la gente quiere comer menos gluten.
- El 18% de los americanos compran alimentos sin gluten.
- El 1% de los americanos son celiacos.
Los datos son muy ilustrativos. Llama bastante la atención que, mientras que solo el 1% de los americanos es celiaca, el número de personas que evitan el consumo de gluten es mucho mayor. ¿Cómo puede ser esto?
37 personas sensibles al gluten bajo lupa
Gibson diseñó un experimento para dar respuesta a ese interrogante. Para ello, contó con la participación de 37 personas que eran sensibles al gluten. Cada participante se sometió a 3 tipos diferentes de dieta:
- Una dieta presentaba un alto contenido en gluten.
- Otra tenía bajo contenido en gluten.
- Y la última carecía completamente de gluten.
La clave radicaba en que ninguno de ellos conocía qué tipo de dieta estaba tomando en cada momento. ¿Y qué encontró entonces Gibson? Algo que le dejó perplejo.
La sensibilidad al gluten no existe, la crea el cerebro
Los sujetos refirieron malestar intestinal con todas las dietas. Padecieron dolor, hinchazón, náuseas y gases, incluso cuando ingerían alimentos sin gluten. Por ello, y como bien explica Gibson, la respuesta fue totalmente inespecífica.
Para explicar este curioso hecho tenemos que recurrir al efecto nocebo, el efecto por el cual se produce el empeoramiento del estado de salud por la simple expectativa de unos efectos negativos; es decir, los sujetos estaban convencidos de que la dieta que estaban tomando les iba a sentar mal y, finalmente, sufrieron dichos síntomas. Así de simple. De nuevo, ésta es una demostración más de que la mente, a veces, nos juega malas pasadas sin que seamos conscientes de ello.
En definitiva, si eres sensible al gluten, no te preocupes: corre al centro comercial más cercano y compra y come todos los alimentos con gluten que quieras, ya que no estás enfermo, es tan solo una triquiñuela de tu cerebro.
Fuente: RealClearScience