La pregunta suena un poco rocambolesca, porque cualquiera puede vivir justo encima o al lado de un bar o cafetería donde sirven bebidas alcohólicas y no tiene porque convertirse en un beodo por esto… ¿no? Bueno, pues unos investigadores del gélido país de Finlandia se lo han planteado, y parece ser que la respuesta es afirmativa.
Este grupo de científicos finlandeses hizo un estudio con hasta 55.000 adultos durante siete años, en el cual descubrieron que si, las personas que vivían más cerca de un bar eran más propensos a aumentar su consumo de alcohol. Todos los resultados que comentaremos hoy han sido publicados en la revista Addiction, y se han basado en diversas encuestas realizadas a empleados públicos finlandeses.
Si una persona vivía a escasamente un kilómetro de un bar, sus probabilidades de acabar siendo un gran bebedor aumentaban hasta un 17% según este estudio (interpretamos como “gran bebedor” a una persona que beba más de 3 litros de alcohol destilado, como el vodka o la ginebra, por semana en hombres, y más de 2 litros en mujeres). Pero, según los investigadores, las pruebas no indican que la distancia sea suficiente como para convertir a alguien en una persona que abuse del alcohol.
Como comenta Jaana L. Halonen, la investigadora principal del estudio, del Instituto Finlandés de Salud Ocupacional de Kuopio:
“Existen otros factores aparte de la distancia para explicar la asociación observada”
Una posibilidad, según esta investigadora, sería que el mero hecho de ser un alcohólico implicaría la búsqueda de una residencia cercana a un bar, para seguir con su adicción, pero descubrieron que cuando los individuos no se movían de su lugar de residencia (sino que los bares se movían hacía ellos), también se obtenían los mismos resultados que con los bebedores que se habían trasladado de casa a propósito.
Por otra parte esta el factor de la pobreza del vecindario, ya que las personas con bajos ingresos son más propensas a beber en exceso respecto a los que tienen altos ingresos. Y a esto le podemos añadir también el factor distancia comentado al principio.
Al principio del estudio, señalan, había un patrón de consumo de alcohol basado en la cercanía a un bar o restaurante: de los que vivían a un promedio de 0,12 km, el 9% eran grandes bebedores; de los que vivían a 2,4 km, un 7,5% eran grandes bebedores. Y, como he comentado, con el tiempo algunos se acercaban a los bares (por cambios de casa) o simplemente construían bares cerca de sus casas, y tanto unos como otros aumentaban su riesgo de acabar siendo alcohólicos por este hecho.
De todas formas, los investigadores señalan que el aumento del riesgo era moderado, y que sus resultados se centran en Finlandia, y puede que por las costumbres u otros factores de cada uno de los países las cosas sean diferentes, dependiendo del acceso a los bares por cercanía, los horarios, etc. Justamente aquí, en España, no creo que haya problemas con eso: hay muchísimos bares y abren a casi cualquier hora. Puede que aquí este riesgo del que hablan si que fuera más elevado y no solamente moderado, quién sabe.
Vía: Addiction Online.