Síndrome de Cotard: Una vida… de Muerte. – Medciencia

Tengo una vecina de mediana edad y aspecto exageradamente inocente que, cada vez que me ve, sonríe para sí misma y me contempla como si fuera una enviada de la Muerte destinada a comunicarse con ella. La pobre criatura está obsesionada con el tema que alude a toda dimensión paralela con la que, hipotéticamente, nos encontraremos tras nuestro fallecimiento; ella misma es experta. Cada vez que se apodera de ella una de sus (cada vez más) habituales catarsis, todo el patio se hace sabedor de lo duro que es para un cadáver como ella convivir en una finca repleta de seres vivos. La pobre no aguanta más.

En un principio, pensé que todo constituía una exageración; que aquello de “estar muerta” no suponía más que una metafórica manifestación de su malestar emocional. Sin embargo, esto tiene nombre, y se conoce como el síndrome de Cotard.

Es un trastorno neuropsiquiátrico bastante raro en el que el paciente cree que está muerto y putrefacto. No es el caso de mi vecina, pero me han contado que algunas víctimas de este síndrome están totalmente convencidos de que han perdido su sangre, órganos internos, etc. Como es natural, los pobrecillos se hallan desesperados, puesto que desean, como todo cadáver, “descansar en paz”. Además, la idea de ser tomados a risa por el resto de los individuos a su alrededor los sume en un sentimiento de desesperación tal, que muchos de ellos acaban abandonándose al suicidio.

Este síndrome fue nombrado haciendo honor a un neurólogo francés llamado (¡sorpresa!) Jules Cotard. Este señor conoció día a una paciente llamada Mademoiselle X que, muy apesadumbrada ella, relató todas sus experiencias post-vida, alegando que no necesitaba ni comer, ni dormir, y que su caso era especial: que no podía morir con la naturalidad de los demás porque estaba condenada por el resto de la eternidad. Esta historia tiene el final triste, porque Mademoiselle X acabó muriendo de inanición, y el pobre Cotard no pudo hacer nada al respecto.

El síndrome de Cotard suele darse en pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar, principalmente. También puede asociarse con depresión, e incluso en casos (extremadamente) graves de migraña. Se ha comprobado que, en muchas ocasiones, constituye una reacción adversa a un fármaco llamado acyclovir. Y, aunque casi todo el mundo tiende a catalogarlo en el ámbito de trastornos psiquiátricos, hace poco se descubrió que el síndrome de Cotard se daba en grandes proporciones en pacientes con insuficiencia renal, curándose en cuanto se veían sometidos a la hemodiálisis.

En lo que al tratamiento se refiere, como hay muchas causas, varía mucho; aunque los fármacos parecen ser la mejor opción: en plan antidepresivos, antipsicóticos, etc.

Como todo el mundo sabe, la Muerte entra dentro de mis muchos temas favoritos, ya que siempre he sentido curiosidad por los mecanismos que nos impulsan a dar el paso a algo nuevo y totalmente desconocido para nosotros. Sin embargo, este síndrome no es algo que tomarse a broma, ya que los pacientes que lo padecen se sienten tremendamente desdichados. Es por ello por lo que merecen, como todo paciente, el apoyo necesario para salir adelante y disfrutar de la vida como vivos que son. Para estar muertos, ya tendremos tiempo.

Vía: Conec.

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