Desde que era pequeña siempre he creído que los animales nos muestran muchos sentimientos a través de su expresión facial. Cuando veía a un perro por la calle recuerdo que le decía a mi madre: “¡Mira mamá! ¡Qué contento está ese perro, se está riendo!… y ella, así como otros familiares y niños del cole, me solía explicar que los perros no se ríen, sólo parece que lo hagan porque sacan la lengua y entonces se separan las comisuras de la boca.
Pues bien, hoy en día sabemos que los perros también tienen una variedad de expresiones faciales distintas, aunque ciertamente son mucho más limitadas que las nuestras. Para ellos, al igual que para nosotros, también es importante saber que expresa el rostro de otro ser de su especie para valorar si interactuar con él o no y de qué forma hacerlo.
Pero la pregunta que me ha llevado a escribir este artículo no es si los perros son capaces de expresar sentimientos a través de su rostro sino la siguiente : ¿Cómo se nos da a los seres humanos descifrar las emociones detrás de la expresiones faciales caninas?
Pues hay dos investigadores, Tina Bloom y Harris Friedman, de la Walden University (Florida), que se hicieron la misma pregunta que yo y realizaron una investigación para valorar nuestra habilidad para leer de forma precisa las emociones que nos muestran los perros a través de sus expresiones faciales.
¿Cómo hicieron para investigarlo? Dado que los perros no hablan, tuvieron algunos problemillas… para empezar debían asegurarse de que las expresiones que estaban valorando se debían a los sentimientos que querían explorar.
Concretamente, evaluaron las expresiones faciales de un pastor belga que fue fotografiado sobre un fondo uniforme. Las emociones eran provocadas conductualmente ( por ejemplo la de felicidad se provocaba haciéndole creer que iba a jugar con la pelota y la de rabia por la amenaza de un desconocido) y elegidas para representar las seis emociones básicas ( felicidad, tristeza, sorpresa, disgusto, rabia y miedo) además de una expresión neutral.
Más tarde, se pidió a dos grupos de voluntarios que calificaran las fotografías indicando en una escala la cantidad de cada emoción básica que podían entrever en cada foto. Los grupos se seleccionaron teniendo en cuenta que uno debía contar con gente que tenía experiencia con perros mientras que el otro estaba formado por gente sin experiencia con ellos.
Los resultados mostraron que tanto las personas con experiencia con perros como los totalmente inexpertos pueden reconocer expresiones faciales caninas, sin embargo, se utiliza un criterio muy generoso para llegar a esta conclusión. La tasa de precisión para las personas experimentadas en el trato con perros fue de un 45% y la de las personas sin ninguna experiencia fue del 38%. Estos niveles son demasiado altos para ser debidos al azar pero tampoco son para tirar cohetes.
De todos modos, no tiremos aún la toalla. Paree ser que para algunas emociones sí somos bastante precisos. Nuestra mejor tasa de reconocimiento es para la expresión de felicidad, con un 88% de precisión.
La segunda emoción mejor reconocida es la rabia, con un 70% de precisión, a pesar de que un 25% de los participantes la confundió con disgusto. En el tercer puesto queda el miedo, con un 45% de precisión, aunque esta vez también hubo un 33% que lo entendió como tristeza.
Desgraciadamente, la precisión para leer el resto de emociones de nuestras mascotas basándonos solamente en su expresión facial es muy pobre. De todos modos, debemos recordar que este estudio sólo evalúa las expresiones faciales y todo el mundo sabe que los perros “hablan” con todo su cuerpo. Existen otros indicadores emocionales importantes como la posición de la cola, la postura, los sonidos que el perro realiza…En otras palabras, hay que leer el perro entero, no sólo su rostro.
Fuentes: Psychology Today