¿Son los exoesqueletos la solución para los minusválidos?

Para quien no sepa qué es, un Exoesqueleto consiste en un armazón externo con un sistema de potencia de motores o hidráulicos que proporciona al menos parte de la energía para el movimiento de los miembros.

Las múltiples aplicaciones de los exoesqueletos

Si enfocamos un poco, podremos visualizar algunas de sus utilidades. Por ejemplo en el campo de la logística donde un hombre podría cargar gran peso, a gran velocidad y a gran altura sin apenas despeinarse, mejorando notablemente los ratios de carga y descarga de camiones o barcos.

O, en el terreno militar, generando “super-hombres” capaces de portar gran cantidad de munición y armamento especial. Y es algo que ya ha traspasado de la ficción a la realidad. La empresa Lockheed Martin ha desarrollado HULC (Human Universal Load Carrier), prototipo que se espera probar en las fuerzas militares de EEUU.

Incluso la propia NASA está desarrollando este concepto para sus viajes espaciales. X1 es el nombre de este prototipo que está en fase de desarrollo e investigación y su principal función será la de ejercitar a los astronautas en gravedad 0.

Para este trabajo, la NASA se ha asociado con el Florida Institute for Human & Machine Cognition y con expertos de Oceaneering Space System de Houston, que piensan en una utilidad alternativa como dispositivo de asistencia de movilidad.

ReWalk Exoskeleton, eLEGS, HAL ExoskeletonRex,.. son algunos de los prototipos de exoesqueletos en desarrollo.

Exoesqueletos controlados con la mente

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Pero hace unos días me sorprendió la noticia del trabajo de un científico, Miguel Nicolelis, en un laboratorio de Brasil, con el nombre del proyecto “Camina de Nuevo”. Dicho científico esta trabajando en un exoesqueleto controlado por la mente que servirá para que un minusválido inaugure el próximo Mundial de fútbol de Brasil 2014.

Un proyecto muy ambicioso y no falto de críticas y críticos. Afirman que la demostración no tendrá un grado real de control mental, ya que usa una tecnología anticuada e imprecisa, la Electroencefalografía. Con esta tecnología, expertos e investigadores relatan que, por el momento, apenas se ha conseguido enviar una señal de arranque o parada y el resto del trabajo lo realiza el robot en una trayectoria prefijada y con ayuda externa para el equilibrio.

Es mas, algunos aseguran que lo que veremos en la inauguración del mundial será un robot pre-programado para realizar dicha tarea.

Otro punto, no menos importante, y que no suelen reflejar, es el coste total por unidad que tendría que desembolsar una persona para adquirir un exoesqueleto. Algunas cifras arrojan la nada despreciable cantidad de 100.000€. Cantidad que está al alcance de muy pocos.

Según la OMS , existen mas de mil millones de personas en el mundo que tiene algún tipo de minusvalía; casi 200 millones presentan dificultades considerables en su funcionamiento. Además, los discapacitados arrojan peores resultados sanitarios, académicos, de participación económica y de pobreza. Datos que van en aumento y que deberían de hacernos preocupar.

Hacer que una persona discapacitada pueda ser más independiente puede parecer un avance, una alegría inicial que contrastará con la decepción final cuando vea que seguirá sin sentir las extremidades afectadas, que seguirá sin poder controlar sus necesidades, que tendrá que mantener su medicación …

En mi opinión, un exoesqueleto como los que aquí se están exponiendo a modo publicitario, no son la solución al problema que presenta un minusválido. Ni siquiera es una solución, tan solo una opción, a la silla de ruedas, a tener en cuenta, siempre y cuando  dispongas del presupuesto para ello.

Y, sea cual sea el avance tecnológico, habría que preguntarse si todo ese presupuesto, gasto o inversión en robótica tiene justificación o estaría mejor en manos de proyectos para la regeneración de la médula espinal.

Por otro lado, ¿hemos preguntado al sector afectado, los discapacitados, qué es lo que quieren? ¿Creéis que quieren un traje robótico que les ayude a caminar? ¿Vosotros, que opináis?

Fuentes: MIT technology Review y El Expectador.

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