Ahora que el Curiosity ha llegado a Marte tendremos más datos de qué es lo que hay por el Planeta Rojo, si realmente hay señales de vida allí. Mientras, en la Tierra, un grupo de científicos de las Universidades de Stanford y Brown están diseñando bacterias modificadas genéticamente que pudieran vivir allí. Pero todo este asunto acarrea importantes cuestiones éticas que primero debemos responder.
Marte es un lugar un poco inhóspito para la vida, al menos de momento. Aunque la temperatura media es de unos 27 ºC, hay zonas del planeta con temperaturas muy bajas o muy altas, sometido a mucha radiación y su atmósfera está formada en un 95% por CO2. Colonizar el planeta por seres humanos sería algo muy difícil y caro. Pero ¿Y si lo colonizaran primero otro tipo de organismos que nos allanaran el camino?
El hecho de escoger a bacterias para que fueran los primeros colonizadores del planeta es porque viven en los lugares más insospechados del planeta. Por eso se les llama organismos extremófilos, porque viven en ambientes extremos. Por ejemplo, ¿Quién podría vivir en una fumarola volcánica siendo la temperatura óptima de crecimiento 106 ºC o bajo el hielo? ¿O quién podría alimentarse de azufre, hidrógeno o hierro? La respuesta a estas y otras preguntas siempre será la misma: bacterias, más correctamente sería decir procariotas. En la imagen de la derecha podemos ver el aspecto de una fumarola volcánica marina.
Un grupo de científicos de las Universidades de Brown y Stanford están investigando con bacterias modificadas para que pudieran colonizar el planeta. En el proyecto han creado lo que ellos llaman “hell cell“, lo que sería células infierno. Son bacterias genéticamente modificadas para que resistan el frío intenso, la sequía y la radiación. En otras palabras, serían bacterias extremófilas en todos los sentidos.
El objetivo del proyecto en sí es que en un futuro el planeta Marte pueda ser habitable por humanos. Está muy bien que quieran modificar bacterias para que, por ejemplo, se puedan extraer minerales poco abundantes en la Tierra o hacer la atmósfera respirable pero implica aspectos éticos que se deben tratar.
¿Hasta qué punto es favorable para nosotros crear súper-bacterias resistentes a todo? ¿Y si esas bacterias se escaparan “accidentalmente” del laboratorio y resultasen ser patógenas? ¿Está bien crearlas para llevarlas a otro planeta a ver qué pasa? Si finalmente resulta que hay indicios de vida en Marte y metemos un organismo extraño, ¿nuestra súper-bacteria mataría a la vida autóctona de Marte?
Saquen sus propias conclusiones.
Fuente: Wired Science, io9