Tiburones y rayas. Depredadores perfectos que se han mantenido prácticamente inalterados durante millones de años. Podría decir cientos de cosas de estos animales que realmente me causan fascinación. Pero hoy os hablaré de un importante estudio genético que ha desvelado que podrían existir decenas de nuevas especies potenciales. El acalorado debate sobre el árbol genealógico de este grupo de animales está otra vez abierto, en el que ya de por sí no hay acuerdo entre los investigadores. Por desgracia, plantea la posibilidad de que algunas especies estén en un peligro de extinción mayor del que se pensaba.
En un esfuerzo por rellenar los huecos de la línea evolutiva de este grupo, el biólogo Gavin Naylor y sus colegas de la Universidad de Charleston en Carolina del Sur secuenciaron muestras de 4.283 ejemplares de tiburones y rayas. El equipo encontró 574 especies distintas en esas muestras, de las cuales 79 son potencialmente nuevas. Es más, las muestras provenían de la mitad de las 1200 especies que se cree existen en este grupo. Extrapolando, aún quedarían otras muchas especies nuevas por descubrir.
Sin embargo, el gran número de especies nuevas descubiertas suscita preocupaciones sobre su conservación. La razón de que algunas de estas supuestas nuevas especies no hayan sido detectadas es, probablemente, por su gran parecido con las especies ya identificadas. Las poblaciones de estas especies podrían entonces ser incluso menores de lo estimado y estar más amenazadas.
Los tiburones y las rayas son muy importantes en los ecosistemas marinos, ya que son los depredadores principales, pero sus ciclos vitales y el número de ejemplares que forman parte de las poblaciones de muchas especies es poco conocido. No se me olvidará el día que nos explicaron en clase que la eliminación de los tiburones en un ecosistema marino de arrecife conlleva la muerte de dicho arrecife. ¿Y cómo es esto posible? En un ecosistema está todo relacionado. Si se elimina al depredador principal de una cadena trófica, como es el tiburón, proliferan otros depredadores menores en la escala trófica, que se alimentan de herbívoros. Si escasean los herbívoros, las algas proliferan y los corales no pueden competir con ellas, con lo que la vida del arrecife queda seriamente comprometida.
También suponen una gran importancia económica. La demanda de la famosa sopa de aleta de tiburón sobre todo en el mercado asiático está diezmando muchas especies. Se hacen verdaderas barbaridades con estos peces ya que se les pesca sólo para cortarles las aletas y se les devuelve al mar, donde mueren ahogados al no poder moverse.
A nivel turístico, cada vez se demanda más el buceo con avistamiento de tiburones y en algunos casos incluso se les alimenta, práctica que puede generar muchos casos de ataque, provocados.
Como dato de alarma, los tiburones representan a día de hoy el mayor porcentaje de especies marinas amenazadas en la Lista Roja de la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).
Una mala fama difícil de cambiar
Durante décadas se les ha acusado de devoradores de hombres por libros y películas tan famosas como la saga “Tiburón” y por los ataques que sufrieron los soldados de la Segunda Guerra Mundial. Eso nos ha creado en la mente una idea difícil de cambiar. Por supuesto que existen especies muy peligrosas con casos de ataques al ser humano y estamos de acuerdo en que ha habido catástrofes en las que los humanos han sido pasto de los tiburones, pero ¿Cuántos ataques se registran a lo largo del año? ¿Cuántos de esos ataques son por error? ¿Cuántos acaban en verdadera tragedia? ¿Cuántas de esas 1200 especies son realmente las peligrosas para nosotros?
Si los humanos fuésemos realmente la fuente de alimentación de estos animales no habría únicamente 125 casos de ataques de tiburón registrados en 2011 en todo el mundo, de los cuales 75 fueron realmente no provocados y causaron 12 muertes. Las muertes que provocan los ataques de tiburón son en su mayoría por la pérdida de sangre sufrida, no olvidemos las potentes y enormes mandíbulas de que poseen algunas especies y las heridas que pueden causar.
Son animales peligrosos y no debemos fiarnos, pero tampoco hay que pensar en ellos como monstruos marinos.
Fuente: Nature, PubMed, FLMNH, Todo escualos (Grijalbo, 2001).