Durante décadas, se ha barajado la hipótesis de que aquellos estudiantes que, en su tiempo libre, se dedicaban a tocar algún tipo de instrumento musical tenían cierta tendencia a sobresalir en otros aspectos académicos como vocabulario, lectora, razonamiento no verbal y atención. Sin embargo, las razones para que se diera este fenómeno conocido como “la ventaja del músico” eran todo un misterio, por lo que Nina Kraus, directora del Laboratorio de Neurociencia Auditiva de la Universidad de Northwestern y colaboradora en el Proyecto Harmon ha querido saber más sobre este fenómeno, estudiándolo durante años.
La paradoja de la “ventaja del músico”
Hoy en día, Kraus está estudiando cómo el entrenamiento musical, mediante la práctica de un instrumento, puede mejorar la plasticidad natural cerebral y su capacidad de adaptación, convirtiendo así a los estudiantes en mejores lectores y capaces de lograr mayores logros académicos, incluso cuando se encuentran en ambientes empobrecidos.
La situación es curiosa y delicada, porque muy a menudo esta formación musical tan solo es accesible para niños con un estatus económico medio-alto, por lo que aquellos que viven en un ambiente empobrecido lo tienen mucho más difícil. Así, no se podía vislumbrar si la música era la culpable de un mayor desarrollo a nivel académico o si había algo más, como la relación con un nivel de ingresos mayor por ejemplo, ya que normalmente los padres más ricos suelen ser los que mejor educación y recursos dedican a sus hijos.
Pero Kraus creía que había algo en la instrucción musical:
“La música y los conocimientos lingüísticos se basan en el procesamiento auditivo. Aunque la lectura no es una actividad principalmente auditiva, fundamentalmente se basa en que un niño le de sentido a la entrada auditiva con el fin de asignar sonidos del habla correctamente a las representaciones ortográficas. Muchos de los aspectos del procesamiento del sonido deficientes en niños con discapacidades de aprendizaje del lenguaje se han encontrado fortalecidos al recibir formación musical, y las intervenciones basadas en la música han demostrado cierto éxito en la rehabilitación de los problemas de lectura de igual forma”
Por ello, Kraus se preguntó si la intervención adecuada podía conferir esta “ventaja del músico” a los barrios desfavorecidos. En anteriores investigaciones ya había demostrado que aquellos que viven en el umbral de la pobreza sufren sus consecuencias a nivel cerebral, y su codificación neural del sonido se encuentra empobrecida, dando lugar a una menor eficiencia del procesamiento auditivo y, finalmente, provocando una influencia negativa en las habilidades de alfabetización.
Tocar un instrumento para mejorar la alfabetización y la audición
Así pues, con las investigaciones en la mano, Kraus y sus colegas reclutaron a estudiantes de secundaria de Chicago que coincidieran en capacidad, cociente intelectual y velocidad de lectura. Se puso a la mitad de los estudiantes en un curso de formación junior de oficiales de reserva, y a la otra mitad se les apuntó a un programa de formación musical, centrándose en la lectura a primera vista, la reproducción técnica, y la interpretación musical.
Dos años más tarde, la diferencia era enorme: Los niños que habían sido entrenados en música fueron capaces de mostrar respuestas más rápidas a estímulos auditivos. Sus cerebros, por lo visto, se habían adaptado y mejorado. La música había logrado la diferencia que Kraus buscaba.
Por otra parte, Benjamin Rich Zendel, neurocientífico de la Universidad de Montreal, también demostró que el entrenamiento musical es una gran ayuda contra el envejecimiento en personas de edad avanzada que han recibido formación musical previa, pues sus cerebros distinguen mejor el habla del ruido de fondo.
En conjunto, por todo lo antes mencionado, Kraus opina que es muy importante que los niños de todas las edades y orígenes reciban formación musical como parte esencial de sus estudios.
Vía | Good Magazine.
Fuente | Auditory Neuroscience Laboratory.