Como siempre os suelo decir, los excesos (en todo) son malos. Ya en su día hablamos del perjudicial efecto que tiene abusar de los fármacos contra el dolor (los analgésicos) en la población en general, pues tienen muchos efectos secundarios que no todo el mundo conoce y pueden llegar a ser incluso peores que la misma enfermedad. Es el caso al que nos remitimos hoy, donde se ha descubierto que abusar de los fármacos contra el dolor puede llegar a provocarte un infarto.
¿Exageración? Pues por desgracia no, ya que según un reciente estudio publicado en la revista Lancet, a cargo de la Universidad de Oxford, el consumo de dos analgésicos muy comunes como son el ibuprofeno y el diclofenaco (más conocido como Voltaren en España) puede aumentar “levemente” el riesgo de sufrir problemas cardíacos si se abusa de su consumo durante demasiado tiempo.
Un claro ejemplo de paciente que suele consumir muchos analgésicos son aquellos que padecen algún tipo de dolor crónico, como sucede en la artrosis, o en los síndromes de color crónico. Puede que este “leve” riesgo sea aceptable, pero eso ya corre a cargo de cada paciente, pues si algo eleva la probabilidad de acabar mal sería conveniente pensarlo con detenimiento y al menos poder escoger otros mediamentos.
En el caso del estudio, se demostró que el riesgo de padecer un ataque al corazón aumentaba mucho más en los pacientes fumadores o con sobrepeso que abusaban de estos dos medicamentos. Se estudiaron más de 353.000 historiales de pacientes para determinar este riesgo, un grupo bastante importante, analizando sobre todo el impacto de altas dosis de los medicamentos prescritos en forma de 150 mg de diclofenaco y 2.400 mg de ibuprofeno diarios (a mi ya me está pareciendo una exageración solo de leerlo).
Tras la investigación, descubrieron que el abuso de estos fármacos llega a provocar 3 infartos más por cada 1.000 personas al año por causas cardíacas, 4 casos más de fallos cardíacos y 1 muerte, aparte de sangrados de estómago por el exceso de fármacos (recordemos que los analgésicos de este tipo son muy peligrosos para el estómago).
Esto viene a decir que gracias al abuso de estos dos analgésicos las muertes por infarto aumenta de 8 a 11 por cada 1.000 personas al año. Parece algo “leve”, pero desde el punto de vista del paciente que consume dicha medicación puede ser bastante peligroso, sobre todo si el paciente en particular ya sufre algún problema cardíaco o tiene otros factores de riesgo asociados (falta de ejercicio, colesterol, diabetes, hipertensión…).
Cabe recordar que hablamos de mucha medicación, pero también durante mucho tiempo. Es decir, no hablamos de un dolor de cabeza de unos días, sino de largas enfermedades.
Por tanto, lo mejor sería tener algún tipo de alternativa a estos medicamentos tan consumidos, con la misma función, pero evitando al máximo sus efectos secundarios (incluido el riesgo de infarto por su abuso). Es una decisión que deben considerar tanto el médico como el paciente, pues en la comunicación está la clave.
Vía | BBC.