La leyenda de las sirenas se basa en la existencia del curioso mamífero que se lleva el protagonismo de este artículo. Al no haber visto antes un manatí (Trichechus manatus), los conquistadores españoles pensaron que se trataba de un ser mitológico griego.
Estos mamíferos (en peligro de extinción), están siendo estudiados en la frontera que comparten Panamá y Costa Rica, en la costa del Caribe, concretamente en la zona de Bocas del Toro, por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, debido a la creciente disminución de las poblaciones locales.
¿Qué son los manatíes?
Son mamíferos acuáticos, pertenecientes al orden de los sirenios, conocidos también como “vacas marinas” porque al igual que el cuadrúpedo terrestre, tiene el hábito alimenticio de pastar hierba constantemente.
Viven en aguas costeras cálidas y poco profundas, estuarios, albuferas y en ríos de aguas lentas en las partes tropicales del mundo.
Poseen pelos parecidos a cerdas dispuestas por todo el cuerpo, similares a los de las focas, así como también gruesos bigotes en los hocicos.
Presentan la cola en forma de remo, y la utilizan para nadar, acción que es ayudada por las dos extremidades anteriores, al conducir el cuerpo durante la natación. Además estas dos extremidades anteriores, les sirven para palear los alimentos.
Problemas que conducen a la extinción
Los manatíes eran mucho más abundantes en la zona de estudio, en el río Sixaola, humedal transfronterizo entre Panamá y Costa Rica. Según Héctor Guzmán, del Instituto Smithsonian, la contaminación es su mayor amenaza en la actualidad, aunque estos mamíferos han sido cazados durante mucho tiempo, debido a su carne.
Actualmente se estima la población de manatíes en la zona entre los 25 y los 150 ejemplares, aunque como indica Guzmán, si existiera dicha población en el área, sería fácil ver sus movimientos y sus vocalizaciones (detectadas mediante un sónar e hidrófonos que lo escuchan todo), pero esto no es así.
En cuanto a la reproducción, las hembras paren una sola cría cada 3 a 5 años, siendo el período de gestación de cerca de 13 meses. Esto, sumado a los problemas por la contaminación, hace que se tenga que estudiar en detalle cómo preservar la vida de estos mamíferos.
Estudiando a los manatíes
En tiempos sin muchos recursos, el ingenio es una gran herramienta.
Ante la escasez de recursos para el estudio, utilizaron para el mismo, un autobús flotante (Panamá ha sustituido una gran flota de autobuses antiguos por otros más modernos), con motor fuera borda y equipado con escáneres, sónares, hidrófobos y tiendas de campaña.
Héctor Guzmán, afirma que estimar la población actual del manatí en esta zona transfronteriza panameño – costarricense, permitirá establecer una mejor manejo para la protección de la especie y su hábitat.
No sólo esto, sino que además, quieren evaluar zonas críticas de apareamiento y de alimentación (el manatí necesita diariamente entre el 15% y el 20% de su peso corporal, 600 kilogramos, en pasto), al igual que las posibles amenazas asociadas a cambios en el hábitat y uso de la tierra, deforestación, contaminación, colisión con botes y la caza de la especie dentro y fuera del área protegida.
Fuentes: Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y EcuRed
Imagen: Telenoticias 7 (imagen de cabecera) y EFE Verde (imagen dentro de artículo)