En varias ocasiones hemos comentado la importancia de diferenciar el comer por hambre al comer por placer (apetito hedónico). Porque sí, comer no sólo sirve para nutrirnos, también nos otorga placer. De ahí la importancia de llegar a un punto de encuentro común entre ese placer de disfrutar de los alimentos y el de aportar una cantidad óptima de nutrientes para mantenernos saludables.
El problema es que no a todas las personas les produce el mismo placer un determinado alimento. Lo que a una persona puede satisfacerle enormemente, a otras puede causarle náuseas. Por ello nos ha parecido especialmente interesante un reciente estudio publicado en la revista científica Obesity, en el cual se ha medido la respuesta de placer que se obtiene al comer alimentos.
En esta investigación, científicos de la Universidad de Drexel han descubierto que es posible medir con bastante precisión la respuesta de placer de nuestro cerebro ante alimentos como el chocolate. Y esto gracias a una técnica que mide la respuesta eléctrica de la retina de nuestros ojos y que se denominada electrorretinografía (ERG).
Bueno, ¿y por qué es importante esto? estarás preguntándote. Pues porque como ya hemos comentado, con la alimentación no sólo aportamos nutrientes a nuestro organismo, también es la forma de generar placer en nuestro cerebro. Pero lamentablemente, abusar de aquellos alimentos que nos proporcionan placer (dulces, snacks, comida preelaborada…) puede conllevar graves efectos secundarios para la salud como obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares…
Por ello, lo que este estudio puede ofrecernos es un nuevo “enfoque farmacológico de la respuesta cerebral a la comida”. Y es que, aunque todavía es muy pronto para realizar ninguna afirmación, si en un futuro esta técnica es validada por estudios adicionales, es posible que sirva para:
- Medir de forma rápida y precisa en cada persona cómo los diferentes alimentos afectan al centro del placer en su cerebro.
- Fomentar investigaciones para conseguir que los alimentos saludables también estimulen con fuerza el centro del placer y por tanto causen placer al comerlos.
- Investigar cómo conseguir que los alimentos poco saludables sean menos placenteros y así conseguir que nuestro deseo por consumir alimentos como patatas fritas o chocolatinas sea mucho menor
- E incluso, podría servir para evitar o tratar la adicción a la comida.
¿Entonces qué significa esto? Pues de momento nada. Este es el primer estudio que investiga esta técnica y ha sido con una muestra bastante pequeña (sólo 9 individuos). No obstante, parece prometedor. Porque lo cierto es que hay muchos estudios intentando averiguar el efecto del placer de los alimentos, pero la mayor ventaja de esta técnica, la electroretinografía (ERG), es su relativo bajo coste.
Sin embargo, aún deberemos esperar para ver si en un futuro esta técnica puede ofrecer alternativas al tratamiento de enfermedades como la adicción a la comida, trastornos por atracón… por ahora es un buen comienzo.
Vía| Health Habits
Imagen| Bodyandsoul