Todo el mundo habla del metabolismo, el tipo de complexión, los hábitos vitales, los niveles de azúcar en sangre… Pero, ¿Y la personalidad? Un reciente estudio encuentra que la personalidad está muy asociada a los estilos de alimentación y a la gordura y puede ser un factor a tener en cuenta en los tratamientos para perder peso.
El estudio
Carmen Keller y Michael Siegrist del Federal Institute of Technology de Suiza llevaron a cabo el estudio a través de las respuestas a tres cuestionarios que habían completado 951 sujetos cuyas direcciones habían sido seleccionadas al azar de la población general. La media de edad era de 51 años. El artículo fue publicado en la revista Appetite.
Los tres cuestionarios evaluaban respectivamente los rasgos de personalidad (Los 5 grandes: Extraversión, Apertura a la experiencia, Responsabilidad, Amabilidad o Afabilidad e inestabilidad emocional/neuroticismo), los hábitos alimenticios y las elecciones de alimentos. La idea era evaluar cómo los rasgos de personalidad correlacionaban con las otras variables.
Conclusiones
En efecto se comprobó que la personalidad determinaba qué y cómo comía una persona, es decir las correlaciones fueron claras tanto directas como indirectas.
Concretamente cada rasgo tenía asociadas unas conductas alimentarias específicas:
- Alta apertura: Menor probabilidad de atracones altamente calóricos, y menor cantidad consumida de carne y bebidas azucaradas.
- Alta amabilidad: Correlaciona con la ingestión de alimentos vegetales, ensaladas o frutas y una menor ingestión de carnes.
- Alta responsabilidad: Menor probabilidad de ceder ante las tentaciones y verse llevados por un estilo de ingestión emocional. El comer es controlado y hay mayor ingestión de frutas. Este rasgo reduce los estilos de sobreingesta. Hay un menor consumo de comida dulce y salada. Se da una reducción del comer externo (basado en estímulos externos) y también un menor consumo de carne.
- Baja responsabilidad: Son más sensibles a las tentaciones (comida apetecible, con sabor y olor intenso), presentan menor autocontrol y más conductas impulsivas.
- Extraversión: Estas personas suelen comer en compañía y ello se asocia a un mayor consumo de comidas grasas, dulces, saladas y bebidas alcohólicas. Comer externo, en base al aspecto, olor, etc… de la comida.
- Neuroticismo: Se asocia con el comer altamente calórico cómo método de regulación emocional. Este estilo de personalidad promueve la sobreingesta y el comer emocional y basado en estímulos externos. Mayor ingestión de comidas dulces y saladas.
Así pues los extrovertidos, los neuróticos y aquellos sujetos con diagnósticos son los que presentan un mayor riesgo de sobrepeso. Este estudio también nos permite ver claramente que uno de los factores a tener en cuenta al crear una dieta individual debería ser los rasgos de personalidad, las dietas deben estar hechas a medida si queremos poder controlar estas variables.
Fuente: Daily Mail, Science Direct.
Imagen: Flickr.