Las personas con un menor control de las emociones podrían tener un 11% más de posibilidades de sufrir de insomnio. Y en caso de que así sea, es probable que el trastorno acabe por ser persistente. Estas son las conclusiones de la investigación publicada en la revista British Psychological Society y llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Örebro (Suecia).
Según los autores, los hallazgos son importantes porque, aunque el tamaño del efecto es pequeño, las personas podrían beneficiarse de estrategias para regular las emociones y con ello intentar reducir los nuevos casos de insomnio, así como el riesgo de insomnio persistente.
Para el trabajo, los investigadores encuestaron a 2333 miembros adultos suecos, a los que se pidió que completaran una serie de cuestionarios sobre regulación emocional y sobre el insomnio. En los primeros las preguntas estaban relacionadas con varios problemas como las dificultades en el control de los impulsos y la falta de conciencia emocional.
Con respecto a los problemas de sueño, se les le preguntó acerca de las dificultades para conciliar el sueño y acerca del despertar temprano, así como sobre las consecuencias que ambas cosas pueden ocasionar durante el día.
El análisis de los resultados mostró en primera instancia que no había relación alguna entre la capacidad para regular las emociones y el insomnio.
Pero los cuestionarios de seguimiento de 1.887 de los participantes que fueron analizados 6 meses después, y de otros 1.795 analizados 18 meses después, mostraron una imagen bien diferente: los nuevos resultados mostraron que los voluntarios cuya capacidad para regular sus emociones había disminuido desde la encuesta original eran más propensos a desarrollar insomnio y que era más probable que éste fuera persistente.
Control de las emociones
El efecto es pequeño pero suficiente como para ser conscientes de que un buen control de nuestras emociones puede traernos muchos beneficios no sólo en nuestro cotidiano, sino también en el posible desarrollo de enfermedades a largo plazo, como las cardiopatías.
Por ello, como indicaban los científicos del estudio, es importante el desarrollo de estrategias efectivas para reducir el impacto de emociones negativas. Un control inadecuado de las emociones ante un problema, como por ejemplo evitarlo, obsesionarse o autoculparse, perjudican el funcionamiento mental y físico.
Como ya mostrábamos en un artículo de Medciencia , algunas formas de controlar las emociones pueden ser la respiración, la relajación muscular, la distracción e incluso la manera que tenemos de hablarnos a nosotros mismos (auto-diálogo). Otra estrategia es la denominada detención del pensamiento, con objeto de identificar aquellos pensamientos negativos y tratar de sustituirlos por otros más positivos. Por último, otra estragegia bien conocida es el deporte.
Fuente | British Psychological Society