Siempre se nos ha dicho que “el amor es algo inexplicable”, o demostrable, pues al ser un sentimiento teóricamente no puede medirse o detectarse físicamente. Solo podemos llegar a atisbar hasta que punto llega el enamoramiento de alguien según su comportamiento con su pareja, por ejemplo. Esto puede haber acabado, pues para detectar si estás enamorado un grupo de investigadores se han puesto ha escanear unos cuantos cerebros adolescentes, y han encontrado algunas cosas interesantes.
Si estás enamorado, tu actividad cerebral te delatará
El estudio del que hablaremos hoy, publicado en Frontiers in Human Neuroscience, consistió en escanear los cerebros de 100 estudiantes, un tercio de los cuales estaban irremediablemente enamorados, donde se desveló que existen ciertos cambios en la actividad cerebral relacionados con el amor. Según la investigación, existía una mayor actividad neuronal en varias regiones cerebrales, incluyendo una parte del circuito de recompensa, en comparación con los estudiantes que no estaban enamorados. Así, los científicos afirman que sí existirían métodos capaces de representar el amor a nivel cerebral.
Explicar “qué es el amor” es complicado, aunque si sabemos que se trata de un estado que asocia una relación estrecha con otra persona, junto a euforia, deseo, cambios de personalidad e incluso la toma de riesgos. De acuerdo, es una compleja mezcla de comportamientos y emociones, pero… ¿cómo es el amor a nivel biológico? Aunque se han intentado muchas investigaciones al respecto, se encontraban bastante limitadas, al menos hasta ahora, donde un equipo internacional de China y Nueva York usaron a 100 estudiantes mayores de 18 años y los dividieron en tres grupos según su relación romática: “Enamorados” (emparejados en el momento del estudio), “Ruptura” (al final de una relación en el momento del estudio) y “Soltero” (nunca se habían enamorado). Todos eran más o menos similares en factores como la edad, la educación o el nivel socioeconómico.
Para analizar sus cerebros se usó la técnica fMRI o resonancia magnética funcional, que como ya sabréis consiste en medir la actividad cerebral basándose en el flujo sanguíneo de las diferentes áreas del cerebro, pudiendo así obtener una visión global de la actividad.
Según los investigadores, en comparación a los otros grupos, los que estaban enamorados tenían una mayor actividad en las áreas cerebrales responsables de la recompensa, la motivación, las emociones o el funcionamiento social. Además, la actividad era directamente proporcional al tiempo que llevaban enamorados. Por su parte, los que hacía poco que habían sufrido una ruptura amorosa, tenían una relación inversa: A mayor tiempo desde la ruptura, menor actividad cerebral en las áreas mencionadas.
Este estudio es bastante interesante, sí, pero cabe mencionar que para dividir a los estudiantes también se usó un componente bastante subjetivo, y es que cada uno de dichos voluntarios era el que afirmaba estar o no enamorado, por lo que puede ser una buena forma de analizar este sentimiento, pero por supuesto sigue siendo algo complejo.
Vía | IFLS.
Fuente | Frontiers in Human Neuroscience.