Un estudio con cazadores-recolectores sugiere que la actividad física no aumenta las necesidades energéticas – Medciencia

Justo ayer se publicaba un artículo con acceso abierto que podéis ver aquí (inglés), en el cual se concluye que los Hadza, unos cazadores-recolectores del norte de Tanzania, pese a tener unos mayores niveles de actividad física (NAF) que la población occidental habitual, tienen unos requerimientos energéticos similares. Es por ello que los autores del estudio han propuesto la hipótesis de que el gasto energético diario puede ser un rasgo evolutivo y fisiológico independiente, en gran medida, de las diferencias entre culturas.

Estos resultados contradicen lo que la teoría había argumentado hasta ahora de que la epidemia de obesidad en los países occidentales podría estar causada por el estilo de vida sedentario y le pasa la patata caliente a la alimentación como principal y casi única causa.

El estudio dirigido por Herman Pontzer, junto con David Raichlen de la Universidad de Arizona y Brian M. Wood, de Stanford, ha sido el primero en medir directamente (mediante el método de agua doblemente marcada) el gasto energético diario de unos cazadores-recolectores. Los datos obtenidos revelan que la media del nivel de actividad física de los hombres y mujeres Hadza ( NAF= 2,26 y 1,78 respectivamente) son más alto que el de la población masculina y femenina occidental (NAF= 1,81 y 1,68 respectivamente), debido principalmente a las grandes caminatas y al ejercicio que casi diariamente deben hacer para recolectar comida y cazar. Sin embargo, el estudio ha comprobado que tras ajustar los datos por sexo, edad y masa corporal, el gasto energético total (GET) de los Hadza no fue diferente al de la población occidental actual. 

Aunque como el propio estudio detalla, hay que tener en cuenta que no se han examinado los efectos de la imposición de una mayor actividad física en personas occidentales (para comprobar si de esta forma aumentaría el GET). Además se subraya que la actividad física tiene efectos importantes y positivos en la salud. El aumento de la actividad física se ha demostrado que desempeña un papel importante en la pérdida de peso y en los programas de mantenimiento del peso, aunque también hay estudios que no encuentran tales resultados. La evidencia parece ser mixta. Por ello se comenta que “se necesita investigar más para integrar los resultados de los estudios que intervienen en el NAF y GET, con las comparaciones a nivel de población de gasto de energía habitual”

H. Pontzer es consciente que la similitud encontrada en el gasto energético diario entre los cazadores-recolectores Hadza y los occidentales debe animarnos a aprender más sobre la fisiología humana y la salud:

“Estos resultados ponen de manifiesto la complejidad del gasto energético. Parecen no depender simplemente de la actividad física, por eso creemos que nuestras tasas metabólicas pueden ser más un reflejo de nuestro pasado evolutivo común, que de nuestros diversos estilos de vida.”

Imagen| Biotraveler

Vía| ScienceDaily

 

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