La innovación siempre ha sido algo complicado. Seguro que más de una vez habéis oído decir eso de “ya está todo inventado”. Evidentemente, esto no es así, aunque parece que cada vez se complica más y más el hecho de poder sacar algún invento innovador, algo nuevo, o un nuevo uso para algo que ya está inventado. Pero resulta que existe una zona cerebral que impide este tipo de situación. El área prefrontal de nuestro cerebro impide esta innovación.
Al menos eso es lo que se desprende de los resultados de un estudio publicado en febrero de este año, es decir, que el área cerebral responsable del autocontrol y del enfoque de la realidad es verdaderamente un inhibidor de la innovación, un inhibidor de la creatividad.
Esta zona cerebral hace las veces de “jefe ejecutivo” del cerebro, responsabilizandose de la planificación a largo plazo, el enfoque de la realidad y de controlar las distracciones. Pero en estas funciones puede haber una parte mala, y es que el control férreo de la realidad por parte del área prefrontal puede evitar que se produzcan estas ideas inusuales que podrían dar lugar a la creatividad y la innovación.
El descubrimiento se llevo a cabo tras unos estudios con resonancia magnética funcional, donde se vislumbró como se activaban determinadas partes del cerebro cuando generamos ideas. En el año 2008 Charles Limb de la Universidad Johns Hopkins y Brau Alan de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos estudiaron el cerebro de unos músicos de jazz mientras memorizaban o improvisaban. Algunas zonas de “control” de la corteza prefrontal se encontraban apagadas durante la improvisación, pero estaban activas cuando los músicos llevaban a cabo alguna obra previamente memorizada. Esta situación también se encontró en improvisaciones de raperos free-style.
Para demostrar que no era una simple correlación y había cierta causalidad en el asunto, Sharon Thompson-Schill de la Universidad de Pensilvania y sus colegas realizaron un nuevo estudio.
En este caso se llevó a cabo una estimulación transcraneal de corriente continua o tDCS. En dicha prueba se pasa una débil corriente eléctrica a través de una parte del cerebro, interrumpiendo así de forma temporal y segura la actividad neuronal. Los investigadores incitaron a algunos voluntarios a pensar usos comunes y poco comunes para diferentes objetos, como los pañuelos o Kleenex. Mientras pensaba, los científicos interrumpian su corteza prefrontal con la tDCS o usando un procedimiento de control simulado. En el grupo control se colocaron los electrodos de la misma forma que en el grupo del tDCS pero apagados.
Ambos grupos parecían tener buenas ideas para estos objetos ordinarios, pero los voluntarios a los que se les instaló la técnica tDCS generaron usos significativamente más inusuales que el grupo control, sin tDCS.
Eso sí, cabe añadir que no es totalmente correcto afirmar que la pérdida de control (en este caso inhibiendo la corteza prefrontal) te hará más creativo. Respecto a esto John Locke distinguió hace siglos las facultades humanas de ingenio y juicio. Mientras que nuestro cerebro puede ser creativo y pensar ideas extravagantes, el juicio controla qué ideas pueden llegar a hacerse realidad, y por tanto que ideas vale la pena mantener en el cerebro. Además, algunos estudios han descubierto que el sistema prefrontal se activa cuando hay que decidir si algo es más o menos adecuado de llevar a cabo, es decir, es necesario para la toma de decisiones.
Vía | The Wall Street Journal.