El dolor crónico es una de tantas asignaturas pendientes de la medicina actual. No es que no le prestemos atención, ni mucho menos, todo lo contrario más bien. Sin embargo, los médicos no somos perfectos, y aún con todos los conocimientos que tenemos a mano actualmente seguimos siendo incapaces de manejar correctamente algunos tipos de dolor como el dolor crónico (relacionado con la ansiedad y depresión, según estudios recientes).
Uno de los nuevos manejos que está en creciente investigación sería el uso de la música o musicoterapia, que últimamente parece dar buenos resultados en enfermos con cáncer (como pude comprobar por experiencia propia en mi último año de carrera). La música parece ser capaz de reducir la ansiedad, el miedo, la depresión e incluso la angustia que se asocia al dolor crónico, reduciendo su intensidad e incluso disminuyendo la necesidad de analgésicos opioides.
La música en el dolor crónico
La duda factible es, ¿cómo puede la música mejorar el dolor crónico? Sabemos aproximadamente cómo afecta la música a nuestro cerebro, y que estas nos hace felices y nos hace sentir mejor. Puede que esta distracción de la atención sobre otra cosa que no sea el dolor crónico sea la clave del beneficio. Y no solo sirve en pacientes con cáncer o cuidados paliativos, sino que en otros ámbitos como la pediatría, la cirugía o la anestesia parece haber dado buenos resultados.
Es evidente que la música nos atrae y retiene nuestra atención. Nos provoca diversos tipos de emociones, sobre todo si se trata de nuestro estilo de música favorito, el cual parece tener mayores efectos positivos sobre el dolor crónico y la reducción de la ansiedad, reforzando los sentimientos de control sobre dicho dolor.
Por otra parte, no solo deberíamos centrarnos en la musicoterapia como “escuchar música”, sino también en producirla. En otras palabras, tocar algún instrumento musical o cantar.
A pesar de que cada vez sabemos más sobre los beneficios del uso de la música contra el dolor crónico, la ansiedad, la depresión y otras dolencias, por el momento lo hemos aplicado poco. Seguimos sin tener en cuenta que el dolor crónico es exactamente eso, “crónico”, y que cada paciente lo sufre a su manera, llegando a aguantar puntos de dolor inimaginable para muchos.
La autogestión del dolor crónico
Cada vez se habla más de la “autogestión” de las enfermedades, es decir, que cada paciente sepa gestionar sus dolencias, como el dolor crónico, en su propio hogar. En este caso se incluyen manejos como la medicación, estiramientos o ejercicios para hacer en el propio hogar, o métodos de relajación. La música se ha sugerido como uno de dichos métodos, un método barato además, y completamente adaptable al gusto de cada persona, evitando los efectos secundarios negativos que sí tienen muchos fármacos.
Por otra parte, no solo se trataría el dolor, sino también otras dolencias asociadas como el estrés, la ansiedad o los pensamientos negativos.
Evidentemente nos queda mucho que investigar al respecto. Sabemos que la música, sobre todo nuestro estilo favorito, tiene grandes beneficios psicológicos que se extienden al terreno físico. Pero, a pesar de eso, no sabemos cuál es el mecanismo por el cual se producen dichos beneficios. Tampoco tenemos totalmente claro cómo usa la gente la música para regular sus emociones, pues algunos usan música alegre para motivarse y otros prefieren música triste para lidiar con el dolor.
Gran parte de la investigación actual se ha dado en laboratorios o entornos clínicos controlados, razón de más para hablar de una necesidad de seguir investigando al respecto, pues el dolor crónico continua produciéndose tras salir de la consulta o tras la musicoterapia aplicada por los especialistas.
Por el momento, sabemos que es un método de manejo del dolor crónico con un gran potencial. Esperemos que en los próximos años se vayan clarificando más cosas al respecto.
Vía | PsyPost.